29 abril 2009

I.- La leyenda del traidor V

Zohual comenzó a caminar, el olor de la sangre impregnaba sus fosas nasales, sentía el sabor metálico en la boca, siguió avanzando, con paso vivo, pronto comenzó a escuchar, a sentir más bien, el rítmico golpeteo de los picos en las paredes de las grutas que horadaban la montaña. Una ligera brisa le recordó su infancia fuera de las cavernas, recordó el sol que hacía años había quedado vedado para él, sentía que lo veía, como en un sueño. Echó a correr, el gas casi había conseguido envolverle en sus garras, el Traidor Negro casi había conseguido engañarle, de pronto una súbita explosión atronó tras él y la honda expansiva le lanzó contra la pared de piedra, el polvo de carbón acumulado ardió quemándole la espalda, y el brazo, por suerte la deflagración fue pequeña y pudo salir con vida, había vivido explosiones más fuertes, pero siempre había estado más lejos.

Sentía como le salían ampollas en el hombro derecho y por la espalda, pero no podía detenerse, ahora, enfiló el bajo pasillo, tenía que ir encorvado para no golpearse la cabeza. La honda expansiva de al deflagración había ahogado el fuego de las antorchas.

De repente salió a una caverna natural, recordaba haber pasado por allí cuando le destinaron en aquel lugar, pero no estaba seguro de qué camino había de tomar, a su derecha y, casi paralelo al pasillo por el que venía había otro, de mayores dimensiones y con restos claros de haber sufrido los efectos de la deflagración, podía olerlo.

De repente escuchó voces venían de la galería de en frente, una tenue luz empezaba a hacerse mayor mientras el volumen de las voces aumentaba, eran al menos dos, dürska casi con total seguridad. Tomó el hacha en la diestra y se acercó sigilosamente a la apertura de la gruta, se escondió en un saliente de roca, el roce de la espalda contra la roca casi el hizo aullar de dolor, pero pudo reprimirlo. Los acelerados pasos se oían ya cerca, ahora parecían más, quizá media docena, aunque solo dos hablaban, estaban guiando a un grupo de esclavos, para los trabajos de desescombro, era una buena oportunidad. Las cadenas de los esclavos empezaron a tintinear cuando apretaron el paso.

A pocos metros dese pararon, uno de los esclavos, de negra piel y cabello corto le miró con su cara marcada de viruela. Zohual le hizo un gesto apra que guardara silencio.

-Camino libre.- gritó.

Uno de los esclavista salió a la sala, pero no vio a Zohual pues el esclavo lo tapaba, el kuhaitín se levantó de un salto cayendo sobre el esclavista al que partió el cráneo en dos de un tremendo hachazo, el otro esclavista ya estaba sobre él cuando aún no había conseguido arrancar el hacha del cráneo del primero, se giró tratando de evitar el mazazo de este, pero la cabeza multifacetada le impactó de lleno en la espalda, haciéndole soltar un grito de dolor, calló al suelo de bruces, trató de levantarse pero volvió a caer cuando le fallaron las fuerzas, sintió un latigazo que se estrellaba contra la improvisada armadura, pero aún así le hizo soltar un suspiro de dolor. Zohual llevó la mano al látigo que tenía colgado del cinto a la manera de los esclavistas, pero su contrincante respondió con celeridad y de un certero latigazo atrapó la mano del otro obligándole a apartarla del arma.

En ese momento Zohual arrancó el látigo de la mano del esclavista con un fuerte tirón, ganando el tiempo suficiente para darse la vuelta, justo antes de que este descargara su maza de nuevo, y recibiendo el astil con los antebrazos. Lanzó una patada al estomago del esclavista que calló al suelo, en ese momento todos los esclavos cayeron sobre él y comenzaron a golpearle hasta la muerte.

-Soy Zohual, hijo de Zaharka, hijo de Zoskai y os he liberado, por eso me debéis lealtad, juro que os sacaré de aquí y seréis libres para seguirme y recuperar lo que es nuestro por derecho.

Como una sola voz, los esclavos gritaron su nombre que reverberó en la caverna. Aprovechando la maza acabó con las ataduras de sus compañeros y luego recogió las pertenencias de los muertos y las repartió, quedándose él con una daga además de las armas que ya había recogido.


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El Traidor Negro by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

1 comentario:

  1. excelente!!!! muy entretenido...
    fome era broma jajajajajaja....

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