10 abril 2009

I.- La leyenda del traidor III

Se despertó con la sensación de que algo le estaba mordisqueando el pie, con un brusco movimiento lo atrapó entre los pies y notó como los huesos de la rata se rompían bajo la presión, un intenso dolor le recorría el cuerpo, al menos debía tener un par de costillas rotas y moratones por todas partes.

Venganza”

No era una voz era más bien una sensación, algo que le erizaba la espalda y le hacía temblar de furia.

Zohual tomó una decisión, se levantó poniéndose cabeza abajo hasta que sus pies se encontraban junto a su manos encadenadas y empezó a empujar hacia abajo, tratando de ponerse en pie en el techo y empujó mientras sentía como sus hombros se descolocaban, la sensación era como si le estuviesen arrancando los brazos poco a poco. Estaba a punto de rendirse cuando sintió de nuevo ese pinchazo en las sienes.

Vas a acabar con ellos, les arrancarás el corazón y te bañarás en su sangre aun caliente.”

-Sí, lo haré.- Comenzó a reír histéricamante mientras empujaba con todas sus fuerzas.

Empujó durante lo que le parecieron horas sin parar de reír, se veía golpeando con un enorme pico de hierro los cráneos de los esclavistas, pero lo que más anhelaba era coger a Guirk y arrancarle la piel a tiras, clavar sus uñas en la carne del dürska y sacarle las tripas mientas aún estuviera vivo. De repente un ruido, de metal roto, y calló al suelo de cabeza, de nuevo vio en sueños a su padre y a su abuelo, pero ahora no vestían como esclavos, llevaban ropas de anillos de metal y de cuero, llevaban largas espadas a la espalda y le hablaban; no entendía lo que le decían pero sabía que le estaban hablando a él, le miraban con unos ojos lechosos mientras caminaban hacia él, Zohual se dio cuenta de que estaba atado, pero, al mirar abajo, llevaba la misma armadura que sus ancestros. Al volver a mirar su padre estaba en frente de él, vio la sangre que manaba de su cuello y resbalaba por los relucientes anillos de la armadura.

El fantasma de su padre le tomó por la pechera y lo levantó en vilo, “Despierta”, es la única palabra que escuchó, pero no era la voz de su padre ni de su abuelo, era una voz que parecía haber recorrido miles de gargantas, era todas las voces que había oído y no era ninguna, tenía un fuerte acento, parecido al de su abuelo, pero mil veces más cerrado, aunque el significado era claro.

Zohual abrió los ojos para darse cuenta de que no cambiaba nada, la oscuridad era absoluta, trató de moverse pero sentía los brazos y las piernas magullados, y seguía atado. Aunque ahora estaba en el suelo, la cadena seguía prendida del techo, comprendió que había fallado, no había arrancado la anilla que le ataba el techo, debía haber roto las poleas o el gancho del que estaba sujeta la cadena, allá, al fondo de la galería.

Comenzó a palpar, a su lado encontró la rata que había aplastado entre sus pies, era un enorme ser, peludo y con afilados dientes manchados de lo que supuso sería sangre, su sangre, lo tomó entre las manos y sin saber muy bien lo que hacía retorció la columna del ser hasta que crujió, luego se la llevó a la boca y arranco un buen trozo del abdomen del animal. El sabor era un placer para él, hacía días, quizá meses que no comía carne, siguió comiendo hasta que no le quedaba más que rebañar los huesos, se sentía exhausto, con el estomago demasiado lleno, una nausea casi le hizo vomitar, pero consiguió reprimirla, aunque el agrio sabor se quedó flotando en su boca.

Aún pasó un buen rato hasta que Zohual pudo moverse, estaba tirado, dormitando, consciente del vacío total, del silencio absoluto, hasta que una voz irrumpió en su cabeza, recordaba la voz de su sueño, pero ahora era ininteligible, parecía que las miles de voces que antes había hablado al unísono, ahora lo hicieran a lo loco, gritando, pugnando por hacerse oír. Se obligó a ponerse en pie sintió como la cadena corría por la argolla y decidió tirar de ella, al principio pareció que ofrecería resistencia pero, de un fuerte tirón la cadena corrió hasta quedar al completo a sus pies.


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El Traidor Negro by Adrián García Maganto is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-No comercial-Sin obras derivadas 3.0 España License.

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